miércoles, septiembre 24, 2008

La entrada al infierno...

...Lasciate ogne speranza, voi ch'intrate...
(Abandonad toda esperanza, vosotros que entraís aquí)
Canto I, Infierno -La divina commedia - Dante Alighieri

¿Qué haces cuando la delincuencia organizada toma por asalto tu ciudad?, sea la blanca Mérida con sus decapitados, o Morelia, ese pedacito de México que a todos nos sigue indignando y doliendo después de una semana, y que seguramente nunca olvidaremos. Ya sea que vivas en el Mexicali de los narcotúneles con ventilación avanzada, o en Tamaulipas, donde las bajas colaterales están a la orden del día... Donde quiera que residas, en el estado que sea, en el norte o en el sur... ¿Qué haces... si los secuestros y los ajustes de cuentas se roban la tranquilidad de tu gente?.

La mayoría de nosotros, bajamos la mirada, apretamos el paso al ver pasar las camionetas con tipos sospechosos o armados... pretendemos que el crimen organizado no nos va a tocar si cerramos los ojos... esperando que alguien algún día exija a quién deba hacerlo que nos regresen la paz social... alguien que no somos nosotros.

Por eso es doble la tristeza y la indignación ante la pérdida de Alejandro Xenón "El padrino" Fonseca. No tuve el gusto de conocerlo, nunca escuché su programa, pues ya vivía en Cd. del Carmen. Y viene a mi mente esa frase que dice "de los muertos todos hablan bien"...  no es mi intención decir que fué una persona sin errores, estas líneas son para reconocer el valor civil (que muchos quisiéramos) de decir Basta y hacer algo al respecto.

Desde hace mucho tiempo, estoy convencido de que el verdadero poder para hacer que las cosas cambien, la respuesta o la salvación a nuestros problemas, no va a venir del gobierno. Ellos, la clase política, está muy ocupada buscando sus puestos, haciendo negocios en las sombras, o cubriendose la espalda unos a otros. Creo de todo corazón que es la ciudadanía la que nos sacará adelante, no los verdes, azules, amarillos o de cualquier color político, que al final del día son lo mismo. Los ejemplos ahí están: el terremoto del 85, el IFE (el del '94, el que tenía ciudadanos y no patiños políticos), o para no ir tan lejos, la solidaridad durante las inundaciones del año pasado. Simpatizo pues, con el cuate que sabe que no se puede cambiar a este país desde arriba, sino desde abajo, con la labor diaria. Ya sea juntando lana para comprar cobijas y repartirlas en la sierra tarahumara, o simplemente barriendo su acera y cooperando con su comunidad.

No hace falta decir que esa muestra de valor, que representaba el poner mantas pidiendo a la sociedad que ya no baje la mirada, son las acciones que necesitamos hacer todos, y que precisamente esa escoria no iba a permitir, para que la gente siga atemorizada, dejándoles hacer a su antojo, son las cosas en las que creo. 

Desafortunadamente, los valores, las cosas buenas en las que crees, no te blindan contra una ráfaga de AK47...

Fué un doble crimen el de hace un par de días: mataron a un tipo que tuvo los huevos para decirle a los de enfrente, a esos que les vale joderte la vida para sacar una lana (llámese vender marihuana en las primarias o secuestrarte por x cantidad), que él nomás no se iba a dejar. Y nos mataron la esperanza de que la conciencia social se pusiera las pilas, nos hiciera dejar las marchas y los posts como éste, desde detrás de un monitor anónimo, para denunciar, y exigir, y demandar a las autoridades que queremos nuestra Tabasco de vuelta. Que ahora si, queremos hacer valer nuestro contrato social.

En vez de eso, lo que ahora tenemos frente a nosotros como sociedad, es el vivir sin la esperanza de que esto cambie algún día...

Como dice mi amiga Martha X, "[...]no son los mejores tiempos [...]", y esto apenas la entrada al infierno...