lunes, agosto 04, 2008

El día que la violencia nos alcanzó...

Toto, I've a feeling we're not in Kansas any more...
The wizard of Oz

Cómo cambian las cosas.

Recuerdo con emoción las tardes de verano en mi infancia/adolescencia, preparándome para ir a jugar fútbol, basket, o lo que se dejara. Esos últimos años donde todavía se podía deambular por Villahermosa sin otro temor que el perder las llaves de la casa y quedarte afuera.

Hoy las cosas son diferentes. Y no cambiaron precisamente para bien. Es triste irte enterando como se vuelven más comunes las historias que incluyen a algún amigo o familiar que le tocó la mala fortuna de encontrarse en el momento menos oportuno y en el lugar menos apropiado... Y es que, para los que como se lee líneas arriba, todavía alcanzamos a conocer familias que dormían sin poner seguro a su puerta (algunos inclusos con ella abierta [la puerta, malpensados]), el índice de criminalidad que se ha disparado últimamente, era impensable.

Atendemos los sintomas del cáncer, pero no atacamos sus causas. ¿Por qué ha sucedido?, ¿son las nuevas generaciones más violentas que las anteriores?, ¿es el narco?, ¿es un asunto político para generar un disgusto popular en contra de alguien en particular?.

Como casi cualquier fenómeno social en México, no existe una sola explicación, sino un conjunto de explicaciones que se entremezclan en un cóctel de miseria, de falta de oportunidades, donde hasta "la polaca" entra en juego para perjudicar a quienes no concedan los favores o PRIvilegios en una clase política corrupta e ineficiente (que al final del día la ineficiencia es una forma de corrupción).

Decía tambien lineas arriba que no pensamos mas que los efectos, pero no pensamos en cómo atacar el problema. Es bueno que la ciudadanía salga a la calle a manifestar que ya está harta de vivir sitiada en sus casas. Es muy bueno exigir cuentas claras al procurador de justicia del estado, al secretario de seguridad pública, al secretario de gobierno, y cómo no al gobernador. Principalmente a éste último porque fué elegido por el pueblo, y al pueblo le debe responder.

Pero salir a marchar no lo es todo, y de hecho no resolverá el asunto en cuestión. Son muchos factores los que se tienen que considerar, y resolverlos va a tomar tiempo.

¿El narco?, no lo pinten tanto, narco siempre ha habido en Tabasco, ahí está la frontera con Guatemala, o la zona entre Huimanguillo y Las Choapas, Veracruz. Narco siempre ha habido y no le conviene hacer ruido porque se le va el negocio.

¿Tráfico de armas?. ¿Que la gente de la sierra y de los ríos defiende sus propiedades, sus ranchos, sus plantíos, sus animales, con tirafichas o resorteras?. Las armas tambien son de todos los días en nuestro estado, que no las veamos en Villahermosa a todas horas es otra cosa.

Son otras cosas. ¿O a poco nadie se imaginó que después de las inundaciones, con el cierre de las fuentes de empleo, no se iban a disparar los índices de criminalidad?. Porque una de las cosas que alimentan esta escalada es eso, la miseria, la falta de empleo, la necesidad de tener dinero.

Es la corrupción de siempre, la que no aterriza las políticas económicas para la generación de empresas y por ende, de empleos. La que se desentiende de contruir la infraestructura necesaria para que haya más inversión en Tabasco, y perdón pero desde mis lejanos días de secundaria, el proyecto para sacar al estado del hoyo es pedirle más dinero a Pemex y hacer de Dos Bocas un puerto de calidad internacional. Eso no es una política, eso es seguir dándonos atole con el dedo.

Que la gente salga a las calles para exigir que el gobierno cumpla su función, es la buena noticia. La mala noticia es que el cambio que queremos lo tenemos que empezar en nosotros mismos, poniendo a la gente que dé soluciones al frente, no a quienes nos den explicaciones...

Si este fuera un país desarrollado, no faltaría quien llevara unas cuantas pancartas que les recordaran a los políticos, partidos y gobierno, que el año que entra hay elecciones... Esperemos que el día de la marcha, salgan a la calle ciudadanos de primer mundo dispuestos a exigir lo que merecen: un gobierno de su calibre, y un estado sin violencia...